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Hipermaterialismo
Antes y ahora encontramos personas que claman ser materialistas filosfóficos. Su creencia es que nuestro mundo consiste en pura materia –y sólo materia. La primera cosa que viene a la mente cuando escuchamos esto es que cosas como nuestros pensamientos son abstractas, en la medida en que no podemos percibirlas con nuestros sentidos. Substancias como el éter ponen a prueba esta manera tradicional de determinar lo que es materia y lo que no es. Eventualmente, los materialistas llegan al punto en el que tienen que definir qué es la materia. Entonces es cuando comienzan a apoyar sus ideas con la ciencia contemporánea que dice que todo está construido por átomos. Estos átomos forman diferentes patrones, dependiendo de la densidad y temperatura de la materia en cuestión.
La densidad de los objetos materiales determina en gran medida sus cualidades; ya se trate de que sea pesada o ligera, fría o caliente, capaz de transmitir electricidad o no, etc. El espacio entre los átomos regula la cantidad total de densidad del objeto como un todo y mucho de la ciencia moderna en este campo está basado en modelos teóricos donde cada juego de átomos está ubicado dentro de una jerarquía circular, Tarde o temprano, cuando usted comprende que la densidad no es un valor absoluto pero sí una variable que determina la cualidad del objeto material, se hace la misma pregunta que muchas personas antes que usted se han hecho: "¿No significaría eso que debería haber una materia, en algún lugar del universo, en la que el espacio entre los átomos sea igual a cero?” Piense en ello: los científicos dicen que cada átomo es extremadamente pequeño. Mientras más grande el número de átomos en una sustancia material, es menor el espacio entre ellos. Este espacio es increíblemente reducido, tan pequeño que no es posible observarlo con nuestros ojos, y díficilmente se hace visible con nuestros instrumentos avanzados –pero en algún lugar debe suceder que este espacio sea tan reducido que los átomos se fundan unos con otros. El espacio reducido no puede simplemente ser infinitamente pequeño, argumentamos, pues entonces debería existir alguna forma de "súpermateria”. Esta es la base para entender lo que de aquí en adelante denominaremos como hipermateria, o hipermaterialismo. De acuerdo con la filosofía del hipermaterialismo, aquella forma de materia existe, donde la densidad es absoluta. Esta substancia - o este fenómeno - que llamaremos Dios, no es realmente material según la definición que usamos, ya que es indivisible y por lo tanto carece de propiedades orgánicas. Al mismo tiempo no es un concepto abstracto o espiritual, en la medida en que existe en lo que llamamos la realidad ordinaria o común, compartida por todo el universo, observable, por ejemplo, en las formas de las leyes naturales. El Dios hipermaterialista es una sustancia postmaterialista que es material en su forma final y completa. Es el Todo. Esta deidad monoteísta es tanto el alma universal de todo el espacio y contiene la materia natural, orgánica, en ella, manifiesta por ejemplo en los seres humanos. Los individuos son individualidades localizadas, de quienes sus pensamientos son las transmisiones de energía del alma hipermaterialista. En orden de crear estas individualidades, Dios tiene que encarnar partes de sí mismo en la materia orgánica, de otro modo las individualidades serían dioses personales, así como el alma sin el cuerpo material es lo mismo que Dios.
Hay, sin embargo, dos clases de materia; la materia incompleta, rudimentaria, orgánica, de la que en primer lugar estamos compuestos, fase terrenal de la vida. Nuestros órganos rudimentarios están adaptados a la materia orgánica y pueden, por tanto, percibir sólo esa parte del universo, o Dios, como un todo. El nivel intermedio de la percepción de los sentidos orgánicos nos fuerza a interpretar la realidad subjetivamente. Cosas como el color, como ha sido descubierto por la ciencia moderna, no "existe” realmente, sino que es el producto de frecuencias específicas de la luz solar que en cambio produce vibraciones hacia el cerebro, transmutando la información en lo que escogemos llamar "rojo”, "azul” y "amarillo”. El espacio orgánico fue creado por Dios para evitar su propia singularidad. Dios es materia absoluta y su voluntad es una voluntad absoluta, por tanto perfección. Pero la perfección no existe ni puede existir, porque eso haría a Dios completo y por lo tanto no permitiría a la razón crear o cambiar la dinámica de la energía. El prerrequisito para la creación es un estado imperfecto que pueda ser alterado. Un estado perfecto no puede ser alterado, en la medida en que ya es completo y absoluto. Así Dios tiene que encarnarse a sí mismo en formas orgánicas como una antítesis de su ser, dentro de sí mismo, para estar "completo” através de su interna "insuficiencia”. Por ejemplo, no habría forma de establecer la noción de felicidad, si la tristeza no existiera. Asimismo, se ha encontrado que el dolor no es una realidad dentro de la substancia de Dios, de manera que tiene que generar una contra presencia de un espacio orgánico conteniendo ese dolor, para sentirse "completo”. La hipermateria es, en otras palabras, un espacio activo conteniendo una Voluntad, que no puede ser entendida o percibida estudiando sus mecanismos o su lógica oculta, pero que sin embargo existe. Esta hipermateria evita el estado de singularidad conteniendo espacio incompleto que en última instancia le permite continuar su naturaleza operacional. Así como la electricidad es capaz de viajar a través del aire y el agua y puede fundirse en materia con poca densidad, todos somos parte de la materia postorgánica, pero somos incapaces de percibirla en esta primera fase de vida, hasta que fallecemos y nos volvemos inmortales. La existencia postorgánica, caótica, desorganizada, es nuestro destino final, donde nuevas verdades acerca del universo serán exploradas, pero la verdad más alta, aquella llamada la Voluntad de Dios, permanece imperceptible. (Todas las ideas en este artículo no son compartidas por el autor, pero apenas significan una reevaluación provocativa del absolutismo de la ciencia moderna.) Gracias a E. A. Poe por este coraje e iluminación. Julio 8, 2007 Our gratitude to "Ramón Morales" for this translation. |
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